Comencé con la música sintiéndome único por dentro, tal vez eso no fuera mi principio pero así comencé a entender otra forma de ver el baile. La actividad constante de querer aprender y superarme a mi mismo me llevó a mejorar y crecer rápidamente. El entrenamiento diario y la capacidad de entender en que consiste esto me empujó a buscar nuevas metas, me llegaba bastante información de tal forma que eso me daba resultados para avanzar.

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Llegado al punto, me dije a mi mismo que quería experimentar cosas nuevas, bailar cosas distintas para complementarme mejor, otra forma de sintonizar con la música y seguir creciendo. Eso hice, dediqué tiempo a bailar de forma distinta a lo que había hecho hasta entonces y combinar nuevos pasos. 

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Hoy recuerdo todos esos días, puedo ver lo rápido que ha pasado todo este tiempo y la verdad es que hoy recojo las ideas y el trabajo duro que hice.